Tierra Oscura | La voz ancestral que desafía el silencio desde el corazón de la Araucanía
- Grítalo Cl
- 12 ago
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Desde los bordes de Temuco, Tierra Oscura teje poesía, resistencia y rock´n roll, fusionando raíces mapuche con la crudeza del presente. No solo música, sino un acto político y cultural que resuena en cada verso y en cada acorde, evocando historias de lucha y esperanza.

¿Cómo comenzó la historia de Tierra Oscura? ¿Cuáles fueron los primeros pasos de la banda en Temuco?
Comenzó en el invierno de 2003, como un trío de cuerdas: guitarra acústica con cuerdas de nailon, guitarra acústica con cuerdas de metal y guitarrón de 12 cuerdas. Luego, una de las guitarras se transformó en bajo e incorporamos la batería, el violín y el piano.
Los primeros pasos fueron ensayar y componer el disco Araucarias, el cual grabamos gracias a Alex García, músico destacado en la región y amigo entrañable de mil batallas. Hicimos todo al revés:
primero grabamos sin que nadie nos conociera y regalábamos copias del disco en las tocatas y peñas que se hacían por esos años. Salíamos a pegar afiches con engrudo durante la noche, organizábamos tocatas, se financiaban las defensas de causas de presos políticos, se organizaban tocatas under, salíamos fuera de la región… y así se fue masificando la música de la banda, hasta llegar a tocar dos veces casi todas las semanas durante muchos años. Eran tiempos de mucho movimiento en bares, gimnasios, universidades, comunidades, etc.
A lo largo de los años, Tierra Oscura ha integrado influencias del rock, la música mapuche y la Nueva Canción Chilena. ¿Cómo describirían su estilo musical y qué lo hace único dentro del panorama musical actual de Chile?
El lenguaje musical de Tierra Oscura se podría describir como la convergencia entre la poesía y el rocanrol temuquense, germinados desde nuestra adolescencia y alimentados por muchos estilos musicales que se mezclan en lo que resulta como canción.
Lo hace único debido a otras características particulares de la banda que salen del esquema de “banda de rock” o de lo que sea.
Lo que más potencia esto es ser una banda que ni siquiera es underground, ya que dentro del under incluso existe mercado y difusión. Tierra Oscura se ha mantenido al margen de esto, no por querer, sino como consecuencia de los actos que ha realizado. Y no digo que ser músico esté mal, al contrario, sino que me refiero a que nos dedicamos a otras actividades, no a la música; no vivimos de la música, pero la música nos da vida…
En varias de sus canciones, se puede notar una fuerte carga política y social. ¿Cómo influyen los contextos de la Araucanía y las luchas del pueblo mapuche en su música?
Creo que el contexto es la mayor influencia para la creación. La música históricamente ha contado lo que ocurre en los distintos territorios, y nosotros nos abrimos a eso. De una manera muy inocente, nuestra música se convirtió en la voz de los sin voz, en la gente de la población, del campo chileno o mapuche, en la cara de los que no tienen cara, de los que son un número, una cifra, un(a) muerto(a) más, un(a) preso(a) más… La resistencia mapuche engloba todo eso y más.
Han trabajado con varios artistas y activistas, incluyendo el documentalista Guido Brevis y la cantautora Nancy San Martín. ¿Cómo ha sido esa interacción y cómo han influido estos colaboradores en su música?
Ese trabajo profesionalizó nuestro quehacer en cuanto a todo lo que conlleva Tierra Oscura. Le entregó horizontes nuevos como el documental, la tesis, la investigación, la cátedra incluso, la colaboración musical. Fue un crecimiento mutuo. Nos dimos cuenta de que lo realizado tenía un peso más allá del que imaginábamos, en donde las personas que escuchaban nuestra música la podían utilizar de diferentes maneras; servía para algo, lo que sea que fuera reivindicativo.
Uno de los momentos más importantes de su carrera fue la grabación en los estudios Unísono, en Buenos Aires, conocido por su relación con artistas como Gustavo Cerati. ¿Qué significó para ustedes grabar en este estudio y cómo impactó en el sonido de la banda?
Más que tener relación con Cerati, ese estudio le pertenece, y es un lugar muy difícil de acceder, así que ya estar ahí dentro fue una locura. Los días anteriores habíamos grabado en Romaphonic, un estudio de última generación en donde graban bandas incluso europeas por el sonido, el espacio, lo técnico, etc. Luego en ION, que es un estudio icónico de Argentina que registró discos que pasan por Atahualpa Yupanqui, Pappo’s Blues, Leonardo Favio, Sumo, Divididos, Mercedes Sosa, León Gieco, Charly García y todas las bandas que te puedas imaginar. Estábamos alucinados, pero cuando llegamos a Unísono… ese estudio es una nave espacial. Eso es lo único que podría definir todo: ocupar los equipos de Gustavo, su equipo humano, los técnicos… está a años luz.
Cuando podamos compartir y escuchar lo que se grabó podremos describir cómo impactó en el sonido, ya que con palabras no sabría qué decir… Nos mirábamos y reíamos.
En 2019, tuvieron la oportunidad de abrir el show de Alectrofobia en el Teatro Cariola de Santiago.
¿Cómo fue esa experiencia de tocar en un escenario tan importante, especialmente frente a un público que no conocía mucho de su música?
Fue entretenido ir a Santiago a tocar por primera vez como banda con formación completa. Antes habíamos tocado en un encuentro hip hop en Lo Hermida, pero con formación acústica: bajo, violín y guitarra. Entramos en silencio, encapuchados, con lawen en las manos y huiños (chuecas). Empezamos a hacer un llellipun entre afafan, pifilka, trutruka, kulkul… Siempre recordaré la cara de las personas que estaban ahí: no sabían cómo reaccionar; sonaba aterrador.
A lo largo de su carrera, Tierra Oscura ha lanzado varios álbumes como Araucarias (2004), A las sombras del canelo (2008) y Kütral (2011). ¿Qué pueden contarnos sobre el proceso creativo detrás de estos discos y cómo ha evolucionado su música con el tiempo?
Los procesos han sido muy distintos: primero por la inexperiencia/experiencia, luego por los tiempos, los lugares y contextos de grabación.
Pero básicamente han sido procesos súper naturales, no forzados, pero sobre todo ingenuos; por ende, simples y potentes. Araucarias se grabó en mi pieza y en la pieza de Alex García. Eran temas que nacieron de manera, insisto, inocente y espontánea. Al contemplar desde lejos en el tiempo, es posible describir un momento germinal, lleno de sueños e ideas concretadas con creces a muchos niveles. Lo demás solo se adhirió a los 300 kilómetros por hora que empezamos a navegar.
Para Kütral alcanzamos a grabar en La Tocata, estudio histórico de Temuco; ahí grabamos la batería y luego los demás instrumentos donde Alex, nuevamente. A las sombras del canelo se grabó completo en un estudio profesional de Temuco y fue nuestro primer acercamiento a la preproducción, producción y postproducción. Cada disco con temáticas diferentes, pero con la misma fuerza y temple.
¿Cuál es el mensaje principal que desean transmitir a través de su música? ¿Hay algún tema o causa en particular que les gustaría que más personas conozcan a través de sus letras?
No hay mensaje principal, solo una bitácora de viaje. La causa que nos gustaría que más personas conozcan es la causa de la solidaridad y la libertad humana.
¿Cómo ven el futuro de Tierra Oscura y cuáles son los proyectos que tienen en mente para los próximos años?
El futuro de Tierra Oscura es tocar hasta que no podamos subir a un tablón; ya no poder tocar porque estamos muertos. Proyectos… esos nacen cada vez que nos vemos, son innumerables, los vamos intentando realizar día a día.
Para aquellos que aún no los conocen, ¿cómo describirían la experiencia de asistir a uno de sus conciertos? ¿Qué pueden esperar los fanáticos de su show en vivo?
Eso lo tendría que describir algún espectador, pero creo que sería potencia y crudeza. No puedes esperar nada más que eso: errores, risas, fuerza, vísceras, rabia, grito emocionado y un amor profundo.
Por último, en el contexto actual, ¿cómo ven el papel de la música dentro del movimiento social y político en Chile? ¿Cómo puede la música ayudar a generar cambios en la sociedad?
En lo personal, me gusta la música que genera molestia. La música actual genera mucha molestia porque, al final, como lo decía anteriormente, es una descripción del contexto, y el contexto genera molestia: los hippies con su marihuana, los punk con su insolencia, el thrash con su rabia, el grunge con su apatía, el trap con su realidad…
No sé si la música ayudará a generar cambios sociales, pero sí tengo la seguridad de que los describe. Y cuando te escupen en la cara la “realidad” en la que te has acostumbrado a vivir, provoca un montón de emociones y sentimientos, ya que ese mundo es una imposición violenta.
Es eso, por lo menos en Tierra Oscura: sentimiento, rabia y pena… alegría al tocar. Si genera cambios o no, dependerá del individuo que lo escucha e interioriza y si este lo hace social.
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