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RUTA 5 FEST debuta en MEGABAR con una noche de rock & roll.

La primera edición del festival, organizado por Ruta 5: La Ruta del Rock, reunió a DeKassette, Habitante, Cráneo de Piedra y Medio Golpe en una jornada que confirmó el músculo, la diversidad y la potencia de la escena rockera temuquense.



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El 24 de octubre, cuando el reloj marcó las 22:00, MEGABAR encendió motores para recibir la primera versión del RUTA 5 Fest, una apuesta directa, sin maquillaje y cargada de músculo sonoro, organizada por el programa Ruta 5: La Ruta del Rock. La premisa era simple: cuatro bandas, cero imposturas y una noche diseñada para medir el pulso real de la escena local. Y vaya que el termómetro subió.


La jornada abrió como una declaración de principios. DeKassette, infalibles en su estética de nu metal visceral, llegó con la crudeza que les conocemos: riffs afilados, una base rítmica que no negocia y letras que dialogan con la herida y la resistencia. Su show dejó la sensación de que están entrando a una etapa más madura, con mayor control escénico y una identidad que ya no pide permiso.


Luego fue el turno de Habitante, expertos en construir atmósferas densas y tensiones que respiran oscuridad. Su presentación funcionó como un viaje interno, capas instrumentales precisas, un sonido que se mueve entre la introspección y el estallido, y una presencia escénica sobria pero cargada de intención. En vivo, Habitante confirma lo que dicen sus seguidores, no tocan canciones, levantan territorios.


El tercer golpe vino con Cráneo de Piedra, quienes ya traen fama de convertir cada escenario en campo de batalla sonora. Su set fue un despliegue de músculo y carácter, un rock robusto, sin florituras, que explota en directo con una energía que solo se entiende estando ahí, con el cuerpo vibrando entre la distorsión y el golpe seco de la batería. El público lo sintió y respondió como debía: con ruido.


El cierre quedó en manos de Medio Golpe, una apuesta estratégica y emocionalmente certera. La banda llegó con el oficio de quienes saben conducir una fiesta rockera hacia su clímax final. Canciones que se pegan, una guitarra que nunca se cae y una entrega que desató el coro colectivo en MEGABAR. Perfecto cierre para una jornada que se extendió hasta entrada la madrugada.


La primera edición del RUTA 5 Fest no fue solo un concierto: fue una radiografía honesta del estado actual del rock sureño. Una prueba de que la región tiene escena, tiene hambre y tiene proyectos que no temen levantar la voz ni ocupar el espacio que les pertenece.


Ruta 5 ya adelantó que esto no será una excepción, sino un proyecto de largo aliento. Si así se escribe el capítulo uno, habrá que abrocharse el cinturón para lo que viene.

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