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FESTIVAL CONMEMORATIVO FREDDY NOT DEAD | 16 años de punk, memoria y comunidad en Nueva Imperial.

El festival conmemorativo volvió a desbordar energía en su decimosexta edición, con más de ocho horas de música en vivo, saludos desde Chile y el extranjero, y un cierre explosivo a cargo de Medio Golpe y Sobrinos de la Tía. Una jornada donde el legado de Freddy Quintrel volvió a vibrar con fuerza.


Cuando un festival cumple 16 años sin perder el pulso ni la convicción, deja de ser solo un evento musical: se vuelve ritual. Eso es Freddy Not Dead, la jornada que nuevamente llenó Nueva Imperial de distorsión, memoria colectiva y una lealtad que no se apaga. Este año, la convocatoria arrancó a las 17:00 horas y se extendió más allá de la 1 de la madrugada, en un maratón sonoro que reafirmó por qué el legado de Freddy Quintrel sigue tan vigente como el primer día.


Una alineación que no dio respiro

La jornada desplegó un cartel robusto, diverso y cargado de potencia local. Sobre el escenario pasaron: Ceguera, Barrio Industrial, Tierra Oscura, Cat Dog, Lost NN, Zkopetazo, Ivar, Mal Caracho y Ñache.


Cada banda sumó su propio latido al homenaje, construyendo un relato sonoro que avanzó desde el rock crudo hasta el punk más visceral. La noche culminó en lo alto con dos presentaciones que desataron el caos con Zkopetazo, Medio Golpe y Sobrinos de la Tía, encargados de cerrar el festival con una descarga final que hizo temblar la orilla del estero.


Un festival que unifica

A la potencia de las bandas locales se sumaron saludos enviados desde distintos puntos del país y del mundo, reafirmando el carácter comunitario y extendido de Freddy Not Dead.


Destacadas bandas como Represalia, Chavela, 10 botellas y tugurio entre otras que  invitaron al público a asistir. A éllos se sumaron figuras históricas del punk nacional e internacional como Peores de Chile y  Toc de queda, quienes también enviaron su apoyo al festival.


16 años sosteniendo una memoria

Freddy Not Dead no es solo música, es vínculo. Es una comunidad que se niega a olvidar a uno de los suyos. Año tras año, el festival levanta un espacio donde la rabia, el afecto, la resistencia y la amistad se encuentran. Un gesto político y emocional al mismo tiempo.


En esta decimosexta edición, quedó claro que el espíritu de Freddy sigue encendido, y que mientras haya amplificadores, público y memoria, Freddy Not Dead seguirá latiendo.

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