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ASISTENTES PERSONALES EN ENTREDICHO ESPÍAS EN TU PROPIA CASA

Los altavoces inteligentes están de moda y ya comparten espacio con otros dispositivos en muchos hogares. Pero ¿no estamos poniendo en peligro nuestra privacidad con ellos?


Escuchar la música que quieres con un comando de voz, encender las luces o buscar una receta fácil o sencilla para ese lomo de bacalao que espera en tu nevera: si te has acostumbrado a esta comodidad o a muchos otros servicios, seguro que no quieres prescindir de ella o te gustaría regalársela a otras personas. Por eso, es muy probable que estas pasadas fiestas hayan llegado a muchas casas.

Puedes estar seguro de que cualquier dispositivo inteligente está recolectando datos sobre ti...

(Carlos Gombau Redactor Jefe)


Surge la desconfianza

Con la popularidad de los asistentes virtuales también crece el desasosiego y las dudas que necesitan ser respondidas: ¿tienen razón las voces de alarma? ¿Son Alexa, Siri y compañía no solo asistentes que te ayudan, sino también espías que se instalan en tu propio hogar y obtienen acceso a los detalles de tu vida diaria y la de tu familia?


No hay nada definitivo

Lo que de entrada suena tranquilizador es que, por el momento, no hay indicios concretos de que Google, Amazon o Facebook nos vigilen de forma permanente con sus dispositivos. En nuestras pruebas de Computer Hoy, Alexa, por ejemplo, solo envió datos a Amazon cuando realmente hablábamos con ella. Es decir, cuando real-mente es necesaria una transmisión de datos. Pero como los dispositivos se comunican con los fabricantes de forma cifra-da, solo podemos determinar el momento en que se envían da-tos, pero no qué tipo de información se intercambia.

El hecho es que los altavoces inteligentes transfieren mucha información sobre su entorno y sus usuarios. Los comandos de voz, por ejemplo, acaban en los servidores de los fabricantes, que puede buscar datos adicionales en ellos: ¿cuántas voces diferentes (y por tanto personas) hay en la casa? ¿Cuándo no hay nadie en el hogar? ¿Y quién realiza los pedidos, es decir, quién es el que tiene el control sobre los pagos? No está claro si estos datos realmente se emplean para algo o no. Las declaraciones de privacidad de los fabricantes suelen ser tan difusas que resulta difícil sacar una conclusión clara de ellas.


Las patentes nos indican el camino

Pero que los fabricantes están pensando en cómo pueden reunir más información con sus dispositivos inteligentes, para ofrecer nuevos servicios, lo demuestra, por ejemplo, una curiosa petición de patente de Amazon de este pasado octubre: Alexa podría reconocer si un usuario está tosiendo o tiene la voz ronca, para ofrecer-le comprar productos o medicamentos apropiados para su afección de garganta. Aunque puede parecer que eso es una ayuda, la patente va más allá, porque la tecnología pretende reconocer el estado emocional e incluso el trasfondo étnico del usuario en base a la voz. ¿Detecta que es de origen chino? Entonces podría ocurrir que en su próxima visita a Amazon se le ofrezcan productos de alimentación asiáticos. Y eso hace que rápidamente aparezcan las primeras preguntas éticas, por ejemplo, debido a una posible discriminación.

¿Qué ocurriría si un gobierno le pidiera a Amazon que filtrara a todos aquellos usuarios que compran productos extraños de forma nerviosa o alterada en una determinada zona? Que esto no son un conjunto de especulaciones fantásticas o prejuicios paranoicos lo demuestra ya la realidad: en Europa ya se utilizan tecnologías similares de análisis inteligente del habla, por ejemplo, para aclarar la procedencia de emigrantes en procesos de asilo, cuando carecen de papeles.

Faltan años para la utilización de los datos Amazon respondió al sitio web americano ‘The Intercept’ con respecto a sus solicitudes de patentes de forma conciliadora. Dijeron que siempre tienen una serie de tecnologías en desarrollo. Y que, además, se tardan años en incluir este tipo de cosas en productos finales, si es que decide hacerse. Y, claro, naturalmente siempre se respetarían las regulaciones de datos y de privacidad vigentes.


¿Por qué solo escuchar al usuario?

Actualmente, los gigantes de Internet no solo siguen desarrollando el software de sus asistentes inteligentes, sino que también están diseñando dispositivos de hardware completamente nuevos. Para que los asistentes no solo puedan escuchar, sino también ver y así entrar aún más en el mundo de los usuarios, ya existen los primeros asistentes que cuentan con una cámara integrada.

Aparte de los modelos de Amazon, también los hay comercializados por Google y, desde hace poco, también de Facebook. Justamente con el dispositivo ‘Facebook Portal’, de la casa de la red social, más de un usuario será escéptico, por-que esta empresa digital no se ha atenido precisamente con rigor a las regulaciones de privacidad ni a la protección de datos personales en los últimos años. Por el momento, no es posible comprar el dispositivo en España, pero mientras tanto la compañía de Mark Zuckerberg se está esforzando en diluir las preocupaciones al respecto. La empresa destaca en su página web norteamericana que la cámara se puede apagar en cualquier momento y que el reconocimiento facial se realiza directamente en el dispositivo y no en los servidores de Facebook. Pero las declaraciones delos directivos de Facebook con respecto a la utilización de los datos que obtiene la red social, sin embargo, no estuvieron tan claras. Cuando en un principio dijeron que los datos no se utilizarían, luego la versión cambió a que “no se tiene la intención de utilizar los datos, aunque teóricamente se podría”. Al menos son honestos, pero con ello dejan a muchos intranquilos.


¿Mejor ni tocarlo?

¿Así que los altavoces inteligentes en realidad son espías para compañías al estilo ‘Gran Hermano’ de Orwell y que solo quieren saberlo todo sobre nosotros? Por el momento los críticos están ganando y lo cierto es que Amazon, Google y compañía no construyen hardware para crear altavoces bonitos que nos faciliten la vida diaria. Diseñan estos gadgets para atar a los clientes más a sus plataformas digitales y así poder colocar publicidad mejor adaptada a cada uno. Pero las empresas también saben que, si los usuarios pierden la con-fianza, los chismes saldrán volando de las casas tan de prisa como han entrado. La línea entre ‘gadget’ y ‘espía’ es delgada.


Artículo extraído de la revista "Computer hoy" Nº532 año XXI del 2019 el

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