Buenas tardes.
No sé si este sería el lugar idóneo para comentar algunas ideas de las lecturas de esta unidad. Imagino que, además de los grupos de afinidad, este espacio brinda esa posibilidad de compartir.
Para empezar debo decir que mi ritmo del curso está siendo algo lento; trato de interiorizar, tomar notas y reflexionar todo lo que leo, y no siempre le dedico a diario el tiempo sugerido. Aún así está siendo una experiencia muy vivencial, a partes iguales entre la bofetada y el entusiasmo. Hay ciertas cosas que conocía, muchas otras no. En ese sentido, estoy aprendiendo mucho. Gracias, @La Pizarra Negra y demás organizadores del curso.
Sigo en la unidad 1, exactamente con las lecturas de Silvio Gallo. Son claras y demoledoras. Pero antes de acabarlas quiero pausar y comentar. No quiero que este curso se convierta en un carrera sin fondo a ningún sitio. No tengo prisa por acabarlo, eso sí, veré la forma de poder llegar a los plazos establecidos, ¿eran el 15 de mayo?
Me chocó leer que el anarquismo no parte del principio de libertad sino justamente del principio de autoridad. Volví a leerlo ante mi sorpresa aunque después de reflexionar creo entender la idea. Además, suscrito y aclarado por autores de la talla de Bakunin o un siglo después Hannah Arendt, autora a la que admiro, me reafirman. Como mi ámbito laboral pertenece a la educación formal, tan cuestionable como ineficaz, y donde el principio de autoridad es rector o uno de ellos, mi prejuicio fue no asimilar en primera instancia la tesis de Silvio Gallo. Entiendo que la libertad absoluta no existe, ni siquiera la libertad natural. Todo es un proyecto y un recorrido, un lugar al que llegar.
Aún así me surgen las siguientes dudas: ¿quién decide quién está ya preparado para la libertad? ¿Quién necesita menos autoridad y, en cambio, más libertad? ¿Quién es el más adecuado para tensar o aflojar la cuerda entre esta dicotomía? ¿cómo se mide la madurez? ¿es la edad un requisito? ¿es el principio de autonomía de Kant una pista para atisbar a la persona que ha dejado atrás la minoría de edad?
Saludos.
Hola Merche. Respondo a tu comentario porque me hace mucho sentido, por una parte porque voy más o menos en el mismo nivel de avance y por otra, por que también le di vueltas a lo del inicio de una educación con autoridad, y la verdad es que me llegó a hacer sentido, después del impacto inicial. Además, estuve mirando la experiencia de Paideia y me encontré con otro texto de Silvio Gallo ("Estúpida retórica: algunas consideraciones sobre riesgo, libertad y educación") que me llevó a reflexionar sobre la libertad del niño que yo debería educar (el hijo) y de cómo la libertad con que lo eduque tendrá relación con la libertad de la comunidad en que el vivirá en el futuro.. entonces, siendo libre como individuo podremos buscar la libertad común, esto pensando en la sociedad diferente que estamos construyendo. Llego también a la incipiente conclusión de que no sólo debemos educar a nuestrxs hijxs, sino que debemos educarnos como adultxs, especialmente quienes hemos sido educados "formalmente", ya que carecemos, por ejemplo, de educación emocional, entre otras. Esto y otras cosas me conectan con tu reflexión sobre la bofetada y el entusiasmo.
Respecto a tus preguntas, por supuesto no tengo respuestas, pero si me surgen algunas ideas, también pensando en mi labor como padre hoy. En ese sentido, respecto de a qué edad o como se define quien necesita o puede disponer de más o menos libertad/autoridad, me hace sentido que un límite interesante son aproximadamente los 15 años donde ya ha habido un recorrido por la vida, se han tenido experiencias, relaciones, etc. Algo que me resuena y molesta mucho tiene que ver con el uso del tiempo que se impone a lxs niñxs en las escuelas formales, ellxs están 12(¿?) años sentados frente a un pizarrón llenándose de contenidos para llegar a los 18 años, prácticamente sin saber nada de si mismxs, sin saber si les gusta la música o la ingeniería, y para peor, con la presión social de elegir una carrera universitaria (que sus ma-padres pagarán endeudándose, seguramente). En cambio, pienso, si educamos para la vida en libertad y respeto, sospecho que a los 15 años esas nuevas personas podrán decidir cómo vivir, enfrentando el miedo y trabajando con una visión saludable del mundo. Personalmente, aspiro a que el hijo pueda, a sus 15 años, decidir si quiere estudiar una carrera o no o si quiere viajar sin dinero por el mundo. Cierro citando otra vez a Gallo: "Es en el concepto anarquista de libertad que el riesgo está presente". Yo quisiera arriesgarme, sin perder de vista que estaría ejerciendo mi autoridad de adulto sobre el niño.. y otra vez la bofetada y el entusiasmo me poseen.
Un abrazo y gracias por leer.
Nicolás