A continuación comparto mis reflexiones en torno al trabajo final de la unidad 1:
Las pedagogías anarquistas, con sus matices o enfoques particulares, tienen una raíz clara e indisoluble: su apego al principio de libertad, base fundamental del anarquismo y esencia de las distintas ramas que salen del árbol de esta ideología.
En ese contexto, existen una serie de principios o características propias de la pedagogía anarquista. El pedagogo sevillano Francisco Cuevas nos ayuda a situar cada una de ellas: este autor destaca, en concreto, el antiautoritarismo, la educación integral y la autogestión pedagógica como “elementos comunes o principios generales de la pedagogía anarquista”.
En torno al antiautoritarismo, resulta interesante un concepto que no siempre vinculamos a este concepto y que, en el caso de la educación, cobra especial relevancia: un modelo educativo de rasgos antiautoritarios pone en el centro al educando o educanda, por lo que puede decirse que tiene un carácter paidocéntrico.
Aquí entra, además, otro concepto que ha servido de marco para debates en el ámbito de las teorías anarquistas de la educación: las posiciones teóricas que “apuestan por el respeto absoluto” hacia el niño o niña, de tal forma que “el maestro no debe imponer nada al alumno”, hasta aquellas que “entienden que la construcción de la libertad y de la autonomía como un proceso paulatino y activo, que debe ir de menos a más”, destaca Cuevas.
Por su parte, la educación integral apunta al derecho del ser humano de desarrollar íntegramente todas sus capacidades, tanto físicas como intelectuales. Este concepto va íntimamente ligado a la esencia del anarquismo: la lucha contra la separación del trabajo intelectual del trabajo manual que profundizó el capitalismo como resultado de la Revolución Industrial.
En cuanto a la autogestión pedagógica, nos enfrentamos a otra de las claves del anarquismo propiamente dicho. Amparándose en el principio de autogestión que promueve, cultiva y defiende el pensamiento libertario, la autogestión pedagógica fomenta la responsabilidad y empoderamiento de quienes participan en un proyecto educativo, garantizando así su independencia del Estado y sus subvenciones.
Del mismo modo, se promueve así la autogestión del propio proceso de aprendizaje, adquiriendo así un rol clave el propio alumnado. Llegamos así al autodidactismo, otro principio fundamental del anarquismo y, por tanto, de la pedagogía libertaria.
Hola,
A continuación comparto mis reflexiones en torno al trabajo final de la unidad 1:
Las pedagogías anarquistas, con sus matices o enfoques particulares, tienen una raíz clara e indisoluble: su apego al principio de libertad, base fundamental del anarquismo y esencia de las distintas ramas que salen del árbol de esta ideología.
En ese contexto, existen una serie de principios o características propias de la pedagogía anarquista. El pedagogo sevillano Francisco Cuevas nos ayuda a situar cada una de ellas: este autor destaca, en concreto, el antiautoritarismo, la educación integral y la autogestión pedagógica como “elementos comunes o principios generales de la pedagogía anarquista”.
En torno al antiautoritarismo, resulta interesante un concepto que no siempre vinculamos a este concepto y que, en el caso de la educación, cobra especial relevancia: un modelo educativo de rasgos antiautoritarios pone en el centro al educando o educanda, por lo que puede decirse que tiene un carácter paidocéntrico.
Aquí entra, además, otro concepto que ha servido de marco para debates en el ámbito de las teorías anarquistas de la educación: las posiciones teóricas que “apuestan por el respeto absoluto” hacia el niño o niña, de tal forma que “el maestro no debe imponer nada al alumno”, hasta aquellas que “entienden que la construcción de la libertad y de la autonomía como un proceso paulatino y activo, que debe ir de menos a más”, destaca Cuevas.
Por su parte, la educación integral apunta al derecho del ser humano de desarrollar íntegramente todas sus capacidades, tanto físicas como intelectuales. Este concepto va íntimamente ligado a la esencia del anarquismo: la lucha contra la separación del trabajo intelectual del trabajo manual que profundizó el capitalismo como resultado de la Revolución Industrial.
En cuanto a la autogestión pedagógica, nos enfrentamos a otra de las claves del anarquismo propiamente dicho. Amparándose en el principio de autogestión que promueve, cultiva y defiende el pensamiento libertario, la autogestión pedagógica fomenta la responsabilidad y empoderamiento de quienes participan en un proyecto educativo, garantizando así su independencia del Estado y sus subvenciones.
Del mismo modo, se promueve así la autogestión del propio proceso de aprendizaje, adquiriendo así un rol clave el propio alumnado. Llegamos así al autodidactismo, otro principio fundamental del anarquismo y, por tanto, de la pedagogía libertaria.