Resiliencia | Amapolas Fritas
- Grítalo
- 9 jun
- 3 Min. de lectura
En el marco del análisis musical y social que venimos promoviendo como revista, nos detenemos en una de las composiciones más crudas del disco Rabia de la banda temuquense Amapolas Fritas. Nos referimos a "Resiliencia", una canción que —desde nuestra interpretación— se instala como una golpe a las lecturas dulcificadas del sufrimiento y al uso acrítico del concepto de resiliencia en los discursos contemporáneos.
Lo que presentamos a continuación no busca erigirse como verdad definitiva, sino como una lectura posible, una forma de poner en valor el lenguaje y las emociones que emergen desde esta pieza musical, entendiendo que cada oyente puede encontrar otras resonancias. Creemos, sin embargo, que detenerse en estas letras es necesario para abrir conversación sobre el malestar, el abandono y la capacidad (o no) de resistir cuando lo cotidiano deviene carga insostenible.
Desde su primer verso —"Mordíamos el asfalto de una cotidiana / De una vida que solo existía carencia"— la canción instala un escenario marcado por la precariedad. Aquí no hay metáforas edulcoradas ni promesas de redención: lo que se describe es un vivir en déficit permanente, una existencia opacada por la desigualdad estructural.
En este contexto, la resiliencia no aparece como virtud, sino como una exigencia impuesta desde el exterior. No se trata de sobreponerse, sino de "normalizar una triste existencia", de "revivir mil veces" aún cuando "la muerte ya era lenta". La crudeza de estos versos desarma el discurso dominante que presenta la resiliencia como si fuera un músculo que cualquiera puede ejercitar, sin reconocer que hay realidades donde no queda más que evadir, callar o estallar.
Desde una perspectiva psicológica, estas líneas dialogan con conceptos como la desesperanza aprendida, donde el sujeto deja de luchar porque ha internalizado que nada cambiará. Lejos de la figura heroica del individuo que se reinventa, aquí se muestra a un ser quebrado, atrapado en su propio intento de mantenerse en pie.
A su vez, desde una mirada social, la canción interpela directamente al privilegio: “Confortable presente para ti / A mí solo me tocaba patear tu asquerosa mierda”. La crítica no es solo al sistema, sino también a quienes observan desde la distancia el dolor ajeno sin involucrarse. Esta contraposición de mundos —el cómodo y el marginal— devela una violencia silenciosa que muchas veces es invisibilizada por discursos meritocráticos que exigen a todos la misma fortaleza, sin importar el punto de partida.
Lo más potente de "Resiliencia" es quizás su decisión de no reivindicar la resistencia como un acto épico, sino más bien como una rutina vacía, una repetición del daño. En este sentido, la canción se convierte en una denuncia de cómo la resiliencia puede ser usada como herramienta de domesticación emocional, como una forma de adaptación que favorece al sistema más que al sujeto.
Valor estético y político
Amapolas Fritas, desde su crudeza lírica y estética sonora, nos ofrece en esta canción una pieza de alta carga simbólica que refleja el hastío, la rabia contenida y la salud mental al borde del colapso. El estribillo final, reiterativo y casi catártico, no entrega consuelo, sino una afirmación resignada: “Morí una mil veces, reviví / Solo me importa evadir / Que mi muerte ya era lenta”.
En tiempos donde la positividad tóxica y la autoayuda reducen el malestar a una cuestión de actitud, esta canción devuelve la palabra al dolor silenciado, visibiliza al que no pudo, al que no quiso, al que simplemente sobrevive sin gloria. Y eso —al menos para nosotros— también es un acto de resistencia.
Resiliencia
Moríamos el asfalto de una cotidiana
De una vida que solo existía carencia
Confortable presente para ti
A mí solo me tocaba patear tu asquerosa mierda
Creyendo en el futuro
Un día me perdí
Normalizando mi triste existencia
Morí una mil veces, reviví
Solo me importa evadir
Que mi muerte ya era lenta
La, la, la La, la, la
Queriendo muchas veces sonreír
Hoy me toca decidir si me entrego a la demencia
Creyendo en el futuro
Un día me perdí
Normalizando mi triste existencia
Morí una mil veces, reviví
Solo me importa evadir
Que mi muerte ya era lenta
La, la, la La, la, la La, la, la
Morí una mil veces, reviví
Solo me importa evadir
Que mi muerte ya era lenta
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