Ocultum | La banda chilena que trasciende fronteras y conquista el mundo del doom metal.

Por. Ariel Dungeon Master

@ariel_thedungeonmaster

La escena musical chilena ha evolucionado como una fuerza incontenible, expandiéndose Untitled 1 más allá de sus fronteras y resonando en los rincones más inesperados del mundo, pese a la constante lucha por espacios seguros donde su sonido pueda existir sin restricciones. En este proceso de expansión, una banda ha emergido con una intensidad inusual, logrando traspasar los límites del underground y captar la atención de la escena global: Ocultum. Su propuesta es un viaje hipnótico por los abismos del doom y sludge metal, una mezcla densa y ritualista que ha seducido a los guardianes del género. 

Su primer trabajo, Ceremonia Oculta Primitiva (2015), con siete tracks de una densidad abrumadora, marcó el inicio de su liturgia sonora.

En 2019, con Residue, evidenciaron una evolución en su propuesta, profundizando en atmósferas sofocantes y pasajes monolíticos.

Este 2025, el destino los ha llevado a trabajar con Heavy Psych Sounds Records, un sello de renombre en la esfera internacional del stoner, doom y heavy psych. Heavy Psych Sounds, fundado en Italia, es una institución dentro de la música pesada. Su catálogo alberga a leyendas como Pentagram, Conan, Belzebong, Brant Bjork, Nebula, Yawning Man y Acid Mammoth, manteniendo vivo el espíritu del sonido setentero mientras lo fusiona con la brutalidad del metal contemporáneo. Su capacidad para descubrir y proyectar nuevas bandas lo ha convertido en una referencia obligada para los devotos de los sonidos densos y lisérgicos. La incorporación de Ocultum en sus filas no es casualidad; es la confirmación de que el metal chileno es un titán en ascenso, un conjuro sónico que atraviesa continentes.

Desde sus inicios, Ocultum ha canalizado una esencia arcana en su música. Sus composiciones no solo construyen atmósferas sofocantes y ominosas, sino que evocan visiones de paisajes desolados y ceremonias prohibidas. Su sonido, monolítico y arrastrado, recuerda a un conjuro desplegándose en capas de distorsión, cada acorde resonando como un eco de fuerzas primordiales. Sus letras, plagadas de simbolismo, refuerzan la noción de que su música es más que una expresión artística: es una invocación.