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Jaime New Wave: La disidencia sonora del underground temuquense

Del punk contestatario a la electrónica oscura, la trayectoria de Jaime New Wave es un acto de resistencia. Con proyectos como Mal Caracho y Psycho Machine, su música fusiona crítica social, experimentación y una férrea independencia creativa.


Hace unos días, en una conversación sincera y sin filtros para Grítalo Magazine, nos sumergimos en el universo sonoro de Jaime New Wave. Músico, activista y arquitecto del underground temuquense, su trayectoria atraviesa el punk más crudo, la electrónica oscura y una inquebrantable postura crítica frente a la industria, la psiquiatría y el sistema en general. Desde Mal Caracho hasta Psycho Machine, su música no solo es un acto de creación, sino también de resistencia.


Jaime Urra: Sonidos de la resistencia.

En las sombras de la escena underground de Temuco, donde los acordes distorsionados y los sintetizadores oscuros convergen en una rebelión sonora, Jaime Urra ha tejido su propio camino. Músico, activista y experimentador incansable, su trayectoria abarca desde el hardcore punk de Mal Caracho hasta la fusión electrónica de Psycho Machine, siempre con un mensaje claro: la música es un acto de resistencia.


De Mal Caracho a la exploración sonora.

Los años 90 vieron el nacimiento de Mal Caracho, una banda que encarnaba la furia y el desencanto del hardcore punk. En un Chile aún marcado por las cicatrices de la dictadura, Urra encontró en la música un canal de denuncia. “Siempre con algo de electrónica, y lo más importante: la denuncia social”, señala el músico sobre su enfoque a lo largo de los años.

Pero su inquietud lo llevó más allá. Los Márgenes y Nuevo Rumbo fueron espacios de exploración, donde el punk se mezcló con el new wave y la experimentación electrónica. “Creo que esto se dio gracias a mi adquisición de un sintetizador... el resto se ha producido de forma natural”, explica.


Psycho Machine: Oscuridad y ruptura.

Sin embargo, fue con Psycho Machine que Jaime Urra dio un giro radical a su propuesta. “Es mi mejor propuesta desde un punto de vista rupturista”, afirma. Con una fuerte influencia del techno oscuro de los 80 y bandas como Depeche Mode, Psycho Machine combinó sintetizadores y secuencias electrónicas con letras viscerales propias del punk. “Las letras son tan explícitas como las de una banda punk, pero aquí predomina la oscuridad electrónica”.

El impacto de Psycho Machine trascendió Temuco, convirtiéndose en un proyecto clave dentro del underground. “Es algo nuevo por estos lados, y eso le da un tinte diferente... y sí, sigue vigente”, asegura.


Música, resistencia y cuestionamiento del sistema.

Más allá de lo sonoro, Jaime Urra ha mantenido una postura crítica frente a la industria musical y el sistema en general. Su participación en Radio Kurruf y su rechazo a la mercantilización del arte evidencian una convicción inquebrantable. “No me gusta la industria porque neutraliza el mensaje y lo transforma solo en un producto”, sentencia.

Su desconfianza hacia las estructuras de poder también se extiende a la psiquiatría y su enfoque farmacológico. “Creo que la psiquiatría está errada... pues estoy en tratamiento de esta”, confiesa. Para él, la dependencia de los fármacos no es la solución, sino un mecanismo de control que silencia las voces disidentes. “La única alternativa que logro ver es el autoconocimiento”, sostiene, reafirmando su creencia en la autonomía sobre la propia mente y el cuerpo.


El legado de una voz inconforme.

Jaime Urra sigue creando, explorando y desafiando límites. Su música, lejos de encasillarse en un género, es un reflejo de su tiempo y su lucha. En un mundo donde la inmediatez y el mercado buscan devorar cada expresión artística, su postura firme es un recordatorio de que la independencia tiene un precio, pero también un valor incalculable.

Desde el punk crudo hasta los sintetizadores oscuros, su sonido sigue latiendo en el subsuelo, como una advertencia, como una promesa.

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