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COLECTIVO DOBLE CARA | Un pulso colectivo que mueve la escena independiente de La Araucanía.

Nacido en el caos pospandemia, Doble Cara Colectivo ha tejido una red de artistas, gestores y soñadores que apuestan por una escena musical auténtica, autogestionada y en constante expansión. Desde Temuco, levantan espacios, conectan comunidades y demuestran que el arte independiente puede trascender fronteras sin perder su raíz.


Dos caras: una que mira hacia adentro, otra hacia afuera; una que construye, otra que denuncia; una que canta la esperanza, otra que enfrenta lo que duele.”

Así define su nombre Doble Cara. Hoy venimos a escarbar, a conocer la historia, las cicatrices, los proyectos y los sueños de este colectivo emergente que late en La Araucanía.


Colectivo dble cara

Orígenes e historia

¿Cómo nace Doble Cara Colectivo?

Nace luego de que Óscar y Mariano (actuales vicepresidente y tesorero) realizaran varias tocatas bien organizadas y con buena recepción. A raíz de esto, Luis se reúne con ellos para sugerirles que consideren formalizar el proyecto a largo plazo.

¿Cuál fue el contexto social, cultural o musical que los motivó a juntarse?

Nacimos en el contexto pospandemia, cuando se produjo un auge temporal de público buscando eventos musicales y, con ello, de lugares que los recibieran. Una vez que ese auge disminuyó, algunos locales cambiaron de giro, de público o cerraron. En particular, el cese de actividades de Pop Subalterno y el incendio en Casa Nok detuvieron ese impulso. Esto hizo evidente la falta de eventos para el público. En términos culturales, creo que heredamos los códigos de esa era. En términos musicales, fue una época de transición, porque la pandemia cortó el fenómeno del llamado “pop de guitarras” de la década pasada y surgieron nuevas búsquedas de sonido.


¿Quiénes fueron las personas iniciales y cómo se conectaron?

Quienes iniciaron los primeros eventos fueron Mariano Mora y Óscar Vergara. El colectivo se constituye con Luis Gómez y, en el acto, se toma contacto con Martín Bórquez. Conectamos siendo público de los eventos en los espacios mencionados, gracias a las conversaciones antes y después de las fechas, donde se evidenciaron afinidades en términos de ideas y perspectivas del arte.

¿Por qué “Doble Cara”?

El nombre y el primer logo fueron ideados cuando Óscar y Mariano comenzaron a hacer eventos. Se eligieron porque sonaban bien en un momento de lluvia de ideas y conceptos.


¿Cuál es el significado literal y simbólico de ese nombre para ustedes?

Se refiere, de forma irónica y crítica, a cierto cinismo o doble estándar que notaban en el ambiente artístico.


Motivaciones, filosofía y valores

¿Qué los mueve, qué los inspira?

Nos mueve, básicamente, el gusto por la música.


Influencias musicales, literarias, políticas, filosóficas.

Una influencia importante para varios miembros es la película Goodnight Brooklyn: The Story of Death By Audio (2016) y toda la filosofía del DIY.

También influye la filosofía colectivista de la escena indie del 2014 en La Florida y alrededores, que fue cuna y escuela para gran parte de la música independiente actual.


¿Cuál es su filosofía como colectivo?

No diría que tenemos una filosofía, pero sí principios rectores. Hemos adoptado enfoques distintos en distintas etapas del proyecto, según las necesidades. Nos gusta la idea de mover proyectos que, sin nuestro trabajo, difícilmente podrían llegar a Temuco. Buscamos acercar el arte, en general, a nuestra comunidad.


¿Qué rol juega la comunidad local (Temuco, La Araucanía) en su identidad y acciones?

Temuco, como ciudad, nos limita y a la vez nos ofrece oportunidades que otros colectivos no tienen. Al tener una población baja, nuestro público es un nicho pequeño, lo que permite llegar rápido al tope de interesados. Pero, al no existir una gran oferta de eventos, el público tiene menos alternativas, lo que genera algo parecido a un monopolio en nuestro nicho.

La comunidad juega un rol fundamental: existe un público atento que identifica al colectivo, valora su labor y mantiene un ambiente que permite el crecimiento sin perder la esencia. Además, el tamaño de la ciudad facilita generar redes: basta un carrete para conectar con distintas áreas del ecosistema.


¿Cómo manejan los conflictos internos de visión, estilo o política?

En términos políticos, no presentamos grandes diferencias. Los conflictos principales son de visión, algo natural en una organización en crecimiento. Los miembros del colectivo tienen muchas ideas y formas distintas de plantear un evento; por eso, el diálogo y la comprensión son nuestras principales herramientas.

No realizamos muchas reuniones: citamos una general cada cuatro o cinco meses, de amplia extensión, compartimos una once y resolvemos los conflictos existentes y los que proyectamos.

 Para que estos mecanismos funcionen, los miembros deben tener la capacidad de soltar ideas, aceptar modificaciones y entender que una idea puede mutar o incluso ser descartada en favor de otra que ayudó a generar.


Miembros y roles

¿Quiénes forman Doble Cara en su composición actual?

No tenemos una cifra exacta, ya que muchas personas se han integrado con distintos grados de compromiso desde el inicio, y otras se han ido. Pero no son menos de 25.


Roles específicos

Tenemos una directiva (presidente, secretario, tesorero y vicepresidentes), además de roles de gestión y visión artística (gestores culturales y un encargado audiovisual). 

Dentro de los roles técnicos hay encargados generales de evento, sonidistas FOH y de monitores, encargados de luces, backliners y roadies, encargado de puerta, presentador, entre otros, que varían según la magnitud del evento.


¿Cómo se organizan (jerarquías, autogestión, rotación, roles fijos)?

En términos jerárquicos, solo existe un núcleo compuesto por la directiva, los gestores culturales y el encargado audiovisual. La directiva es necesaria por formalidades legales, pero en la práctica los roles se asignan según capacidades técnicas y necesidades del evento, por lo que no es raro ver a alguien de la directiva en la puerta o colaborando en montaje.

La mayor parte de la autogestión la realizan el presidente y los gestores culturales, especialmente cuando uno de ellos lidera un evento.

En cuanto a la rotación, hay dos roles fijos: el tesorero, por transparencia y facilidad práctica, y el presidente, por representar al colectivo ante otras organizaciones. El secretario puede rotar en algunas reuniones y el encargado audiovisual es mayormente fijo, aunque trabaja en colaboración con la directiva. El resto de los roles dependen del contexto del evento.


Proyectos y colaboraciones

¿Cuáles son los proyectos que más los enorgullecen?

El evento que más orgullo nos genera es el Festival Doble Cara Vol. 1.


¿Con quiénes han colaborado o desean colaborar?

Hemos colaborado con varios colectivos y sellos de la ciudad, como Érase un Taller y Humo de Temu, y a nivel nacional con sellos como Fisura, Joyboy, Unísono, Gatún Music y medios como Expectador y La Rata.

¿Qué proyectos tienen en agenda para los próximos meses o años?

 Múltiples lanzamientos, preescuchas y la segunda versión del festival.


Escena local, desafíos y proyecciones

¿Cómo ven la escena musical y la cultura alternativa en La Araucanía actualmente?

La escena alternativa se divide entre un sector de estética alternativa orientado al público masivo, pop y radial —lo que limita su capacidad de experimentación—, y otro que no responde a esas lógicas, pero que ha sintonizado con el público independiente, ávido de propuestas interesantes.

La escena en la que nos movemos ha logrado consolidar un público fidelizado. Esto nos permite tomar más riesgos con las bandas que traemos y aumentar la frecuencia de las tocatas.

Una gran oportunidad hoy es que la gente busca asistir a eventos; es posible trabajar un nicho sin enfrentarse a una competencia con una infraestructura desproporcionada. Hay un buen spotlight para las nuevas propuestas.


¿Qué barreras han enfrentado (económicas, de infraestructura, de visibilidad, discriminación, distancia geográfica, etc.)?

Principalmente, la falta de espacios y las limitaciones técnicas y presupuestarias.

 En nuestro sector musical faltan bares o escenarios que se puedan arrendar para eventos, especialmente espacios de capacidad intermedia (entre 120 y 500 personas). Además, la distancia con la capital implica costos adicionales en transporte, alojamiento y alimentación para artistas.


¿Cómo creen que su trabajo contribuye al desarrollo de la escena local?

Buscamos que esta escena local no se quede solo en eso: una escena local. Queremos que las bandas con las que trabajamos se proyecten a nivel nacional e internacional. Ya tenemos agrupaciones que han girado por Viña del Mar, Santiago, Concepción y Puerto Montt, y una en conversaciones para salir del país en 2026.

 No se trata de abandonar lo local, sino de mostrar que existe una hoja de ruta para crecer y que una banda no nace y muere en Temuco: puede aspirar a más.


¿Qué transformaciones esperan —a nivel artístico, social y colectivo—?

Esperamos el comienzo de una formación integral del ecosistema musical, con apoyo estatal o privado, donde los proyectos de Temuco puedan desarrollarse gradualmente, sin depender de golpes de suerte para salir del underground.


Miradas críticas y reflexión

En un mundo que muchas veces mercantiliza el arte, ¿cómo preservan su integridad y autenticidad?

 No vemos la mercantilización como algo necesariamente negativo. Creemos que hacer de la música algo económicamente viable es fundamental para su existencia prolongada.


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