LABERINTO NATIVO
- Kutxal Corp
- 8 may
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Desde las profundidades del inconsciente de Temuco, emerge un sonido progresivo e instrumental que da forma al caos mental y lo convierte en acertijo sonoro.

Formados en los primeros días de 2017, esta agrupación cultiva un rock instrumental experimental que, como su nombre sugiere, se adentra en los vericuetos del inconsciente. Sus composiciones, libres de voz, actúan como senderos en un laberinto interior que está en movimiento: uno que se transforma a medida que el oyente avanza, enfrentando pasajes oníricos, muros de ruido blanco y atmósferas densas que invitan a la introspección.
Laberinto Nativo se aparta del canon y se guía por una brújula primitiva y propia. Su búsqueda no se ancla en copiar, sino en escarbar en la tierra misma del sonido, fusionando baterías tribales a doble caja, bajos profundos, guitarras rituales que acompañan el paisaje y sintetizadores espectrales que envuelven todo como niebla. Si sus canciones fueran habitaciones, cada una contendría un acertijo en clave progresiva o una visión psicodélica de los confines de la mente.
En 2017, dieron sus primeros pasos con los singles Proyecto 001 y Ruido Blanco, que sirvieron de invocación para lo que vendría: el EP homónimo Laberinto Nativo (2018), una obra breve pero densa, que se convirtió en mapa y espejo para muchos jóvenes músicos en Temuco, una ciudad donde levantar una banda es casi una proeza alquímica. Desde entonces, aunque no tocan con frecuencia, cada una de sus apariciones es recibida como un llamado a las armas por parte de una escena sedienta de propuestas arriesgadas y auténticas.
Su legado no solo es musical: Laberinto Nativo ayudó a cimentar el respeto por lo instrumental y conceptual en una ciudad dominada por la urgencia y la palabra. Son un faro silencioso en un océano ruidoso, una raíz viva en un terreno árido. Escucharlos es perderse a propósito, con la certeza de que uno volverá cambiado tras resolver el laberinto mental.
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