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Héctor Soto | La lectura como arma, refugio y resistencia cultural

En Café La Franquicia, la contraentrevista a @Lector_Soto mostró cómo los libros pueden ser tan cercanos como una canción de rock y cómo, sin proponérselo, Grítalo Magazine aporta a que más personas se acerquen a la lectura.


La contraentrevista con Héctor Soto, realizada en Café La Franquicia, no fue un mero intercambio de preguntas y respuestas. Fue un acto cultural que cruzó dos mundos que en apariencia caminan por sendas distintas —la literatura y el rock— pero que en realidad se alimentan de la misma raíz, la rebeldía, la capacidad de cuestionar y la búsqueda de sentidos. Desde Grítalo Magazine, como revista de rock, entendimos que, al abrir el micrófono a un lector empedernido, a un comentarista espontáneo y sin pretensiones como @Lector_Soto, estábamos también contribuyendo al desarrollo de la lectura como un efecto colateral inevitable de la pasión.


El origen del Lector Soto

Soto narró con detalle cómo su trayectoria como lector nació desde la precariedad y la intensidad, desde aquel primer libro comprado en San Diego —Papelucho, historiador— hasta la mudanza traumática desde Santiago a Victoria, donde la lectura se transformó en refugio frente al bullying y la incomodidad del desarraigo. Para él, los libros no fueron un lujo, sino un salvavidas cultural y emocional. Como en el rock, la literatura apareció como un espacio para canalizar el ruido interno y transformarlo en poder.

Su proyecto en redes sociales, “Lector Soto”, no busca fama ni viralidad, es un ejercicio personal, casi terapéutico, de hablar de libros con naturalidad, sin tecnicismos innecesarios. Una reseña de 60 segundos, un comentario que responde preguntas básicas —“¿me entretuvo?” “¿lo recomendaría?”—, y ya. Nada de poses, nada de imposturas. Tal como en el rock, se trata de honestidad brutal.


Lectura como resistencia

En un país donde los índices de comprensión lectora son bajos y el mercado editorial a menudo excluyente, Soto plantea que leer no es solo acumular títulos o lucir un librero; es un acto de resistencia cultural. Y aquí la conexión con el rock se vuelve evidente, ambos son lenguajes que incomodan, que incomprenden los poderes establecidos y que, sin embargo, abren universos.


Durante la conversación, Soto criticó tanto a los best sellers que se convierten en “odas al ego” como a la lógica de la lectura obligatoria en la escuela. “La lectura no es disciplina, es pasión”, señaló, cuestionando el fetiche del “plan lector” como listado impuesto. En sus palabras, obligar a leer por responsabilidad es tan absurdo como obligar a escuchar música solo para volverse obediente.


Contra la lógica del consumo

Soto fue tajante al rechazar la lógica de las redes que premian la polémica y la cancelación. A diferencia de quienes buscan hacerse virales destruyendo al otro, su propuesta consiste en hablar de libros, no de personas. En esto coincide con la ética del rock contracultural, más que destruir por espectáculo, se trata de provocar para pensar. La crítica, sí, pero desde el respeto al arte como espacio humano.


Rock y letras, un mismo filo contestatario

Si el rock nació como respuesta a un orden social que pretendía homogeneizar y domesticar a la juventud, la escritura, en la mirada de Soto, comparte esa potencia. “Un lápiz es tan poderoso como un arma”, afirmó en la conversación. Desde “Mi lucha” de un nefasto y afiebrado Hitler hasta los panfletos de Marx, la historia demuestra que los libros no solo informan, sino que configuran realidades. Y en ese cruce, Grítalo Magazine entiende que hablar de literatura no es un desvío de nuestra línea editorial, sino un complemento natural, así como el rock puede encender conciencias, un libro puede afilar la mirada crítica.


Un efecto colateral poderoso

Al entrevistar y ahora contraentrevistar a Héctor Soto, descubrimos que Grítalo no solo documenta la escena musical del sur de Chile, sino que también habilita un espacio para pensar la lectura desde una lógica rockera, sin solemnidad, sin academias que dicten qué es válido y qué no. En palabras simples, leer es otro modo de gritar.


En Café La Franquicia, entre guitarras imaginarias, tazas de café y estanterías que invitan a hojear, quedó claro que esta alianza accidental entre rock y letras es más que un cruce casual, es un camino fértil. Como revista, aportamos a la lectura sin proponérnoslo explícitamente, como un riff inesperado que enciende al público. Y si el efecto colateral de hablar de música es que más personas se acerquen a los libros, entonces bienvenido sea.


Porque, en definitiva, ya sea con un disco o con una novela, lo importante es mantener viva la chispa de la curiosidad y la insatisfacción frente a lo dado. Y ahí, Héctor Soto y Grítalo Magazine estamos tocando en la misma banda.

 

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