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La vida hecha canción. Descubriendo el poder transformador de la música.

Natalia Castillo Ortiz
Natalia Castillo Ortiz | Escritora

Si me pidieras que te contase un cuento sobre mi vida, yo lo comenzaría así…


Desde el vientre de mi madre, escuché sonidos estimulantes, rasgueos de guitarra, cantos apasionados e historias de vida que mi padre esbozaba en sus tiempos de ocio. Cuando nací, cantos de niñas, niñas investigadoras, niñas curiosas, cuentos de mujeres impresionantes, super poderosas, todos estos, en los paseos por que daba en brazos de mi padre en las tardes de verano cuando llegaba de su jornada de trabajo. 

Y así, fui creciendo y cada día y momento de mi vida, se fue trasformando en una canción.


Cuando estaba alegre, cantaba, cuando estaba triste, cantaba, cuando me sentía enamorada, cantaba. Ya para la adolescencia inventaba mis propias canciones.


Respecto a mis gustos musicales, estos eran variados y acordes a la oferta que mis hermanos y mis padres me habían ofrecido. La música, me había acompañado desde tiempos que no recuerdo, y era parte crucial de mi existencia, así como si fuese algo inherente a mi humanidad. A medida que fui creciendo y criando a mis hijos, también les canté, y les mostré la música, así como mis padres, tíos y abuelos me la presentaron a mí, como una extensión de la vida, o quizás algo que te da vida…


A me dida que fui descubriendo el mundo, y la propia crianza, fui reflexionando y descubriendo que la música ¡no eran solo las melodías y ya!, todas esas cosas que hacían que mi corazón latiese a mil por hora, o que sintiese calma o agitación, tenían una explicación a nivel científico, neurológico, cerebral y claramente químico. 


Y claro, esto tomaba sentido, porque a veces en la adolescencia, sentí la sensación de estar drogada o borracha sin saber qué era eso, quizás ese fue el motivo por el que nunca experimenté con drogas ni alcohol en esa etapa de la vida, pues ya tenía esa dosis de dopamina en mi cuerpo por la maravillosa música. 


Y esa niña que se convirtió en mujer y que la vida hizo canción, comenzó a investigar, ¿cuáles eran los efectos de la música en los seres humanos? ¿Existía una relación entre el desarrollo cognitivo de un niño y la música? ¿Acaso, la música que se escucha podría influir en nuestro estado de ánimo? A todas esas interrogantes quería dar respuesta en un principio. Fui descubriendo que, la neurociencia ha demostrado que La música produce modificaciones verificables en el cerebro, que a su vez implican cambios en otros órganos del cuerpo (Palacios, 2023). También descubrí que la música activa nuestro cerebro emocional, y puede producir, entre otras cosas, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, sensación de escalofrío y diferentes modificaciones afectivas como júbilo y llanto (Palacios, 2023). Respecto al desarrollo cognitivo en la infancia, descubrí por ejemplo que, en el ritmo vivaz de la música, se descubre un poderoso impulso que estimula los sentidos y enriquece el espíritu de ese ser humano en desarrollo. A medida que escucha las melodías, su capacidad para hablar se afina, su cuerpo se mueve con gracia y su mente se llena de una energía creativa desbordante (Choque, 2023).


La música está relacionada con el rendimiento escolar de los niños, ya que el estímulo que genera crea un mayor desarrollo cognitivo en los niños; además, tiene un vínculo estrecho con el desarrollo integral del niño, que abarca las áreas cognitivas, social, emocional, afectiva, motriz, del lenguaje, así como la capacidad de lectura y escritura (Choque, 2023). En los adultos mayores, se han desarrollado prácticas de estimulación cognitiva, para retardar su deterioro mediante la musicoterapia, esto ha contribuido a mejorar el funcionamiento cognitivo, afectivo y social (Carrascal, 2014). 

Desde mi perspectiva, podría decir en este cuento de la vida, he comprobado que la música no sólo se puede definir como un aporte en el desarrollo del ser humano, si no, como una parte importante para sobrevivir. A mi la música me ha salvado innumerables veces, con ella he recibido a mis grandes amores, en las salas de parto, en las celebraciones de sus cumpleaños, y también los he despedido en su partida de esta tierra. Con la música me he muerto y también he vuelto a nacer…


Entonces, me pregunto: ¿Toda lo que suena es música? ¿Toda la música tiene efectos positivos en las personas? Esas preguntas me quedan, si te gustó este artículo, quizás podemos investigarlo. 


Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado…



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