Aldea Colores: cuentos infantiles que siembran libertad
- Kutxal Corp
- 29 may
- 2 Min. de lectura
UnTalManolo

Aldea Colores no es una colección de cuentos infantiles cualquiera. Desde su título, deja claro su enfoque: historias para las infancias sobre la anarquía. Esta propuesta se aleja de la literatura tradicional que ve la niñez como una etapa para adoctrinar en valores preestablecidos. En cambio, apuesta por una visión en la que las niñas y niños son sujetos activos, con capacidad de decidir, deliberar y construir comunidad.
La serie se adentra en temáticas profundamente políticas, pero desde una mirada lúdica, sensible y accesible. Lejos de estructuras rígidas, estos cuentos presentan mundos donde la cooperación, la horizontalidad y la autogestión no solo son posibles, sino deseables.
Narrativas que enseñan sin imponer
El primer cuento, “La llegada de Don Cuac”, plantea una tensión central entre un estilo de vida basado en la colaboración y la irrupción de un personaje que intenta introducir jerarquías. Lejos de glorificar el liderazgo autoritario, la historia demuestra cómo una comunidad puede fortalecerse precisamente al rechazar la figura del jefe, usando la argumentación en lugar del conflicto.
Aquí se destacan tres pilares fundamentales:
Autogestión: Las tareas se reparten de forma voluntaria y colectiva.
Horizontalidad: Las decisiones se toman en conjunto, sin jerarquías.
Pluralidad: Las diferencias individuales no solo se respetan, sino que son clave para el funcionamiento comunitario.
El segundo cuento, “¿Dónde dejar la caca?”, baja al terreno de lo cotidiano para mostrar cómo una comunidad autogestionada resuelve un problema tan real como inevitable: el manejo de los desechos. A través del debate, la colaboración y la empatía, los personajes logran encontrar una solución sustentable, basada en el compostaje, sin necesidad de imponer reglas rígidas.
Este relato refuerza conceptos como:
Gobernanza en asamblea: Un espacio de participación real, donde cada voz importa.
Voluntariedad y corresponsabilidad: Las tareas, incluso las más incómodas, se asumen por el bien común, sin coerción.
Inclusión auténtica: Se respetan las limitaciones de cada personaje, adaptando las soluciones sin obligar a “encajar”.
Lenguaje simple, ideas profundas
Uno de los mayores aciertos de Aldea Colores está en su estilo. Con un lenguaje directo y claro,

logra comunicar ideas complejas como la desobediencia reflexiva, la autonomía del cuerpo, la democracia directa y la sostenibilidad. Los animales como protagonistas permiten tomar distancia de lo humano y ofrecer espacios más abiertos para imaginar otras formas de convivencia.
La sencillez no implica superficialidad. Al contrario: cada cuento es una invitación a pensar y sentir, a vivir la diferencia como valor y la comunidad como horizonte posible.
Una literatura que transforma
Más que cuentos, Aldea Colores es una propuesta pedagógica y

política. No busca dar lecciones de moral, sino abrir preguntas, provocar diálogos y permitir que las infancias experimenten la libertad desde lo cotidiano. Estos relatos construyen un universo donde valores como la solidaridad, la autonomía, la sostenibilidad y la diversidad no son ideales lejanos, sino prácticas posibles y concretas.
En tiempos donde las estructuras tradicionales siguen marcando el rumbo educativo, Aldea Colores es un soplo de aire fresco. Un espacio narrativo donde imaginar nuevas formas de vivir juntos, sin miedo a cuestionar, proponer y construir. Porque si hay un lugar donde puede nacer otra sociedad, es en el corazón libre de las infancias.
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